continuación...de una noticia inesperada.

Me desperté angustiada, pero con las ideas un poco más claras. Después de hablar largamente con mis hijos entendieron, que deberíamos mudarnos, que sería difícil, pero haríamos todo lo que estuviera a nuestro alcance por hacer sentir lo mejor posible a los chicos; que eran los que se habían llevado la peor parte.

Llegamos el domingo a la casa de tigre, un poco temblorosos, nos carcomían los nervios y miedos. Cruzamos una entrada grande con mucho verde y color floral, la casa tenia una galería amplia donde nos sentamos todos sin hablar. Dado que el encuentro fue estremecedor los abrazos y lagrimas, nos habían inundado el alma.
Yo sentí que cada niño, tenía algo de mi hermano, su mueca al  mirar fijamente, el cierre de entre cejas por forzar la vista, el labio levantado del lado izquierdo al reír, y con las que me iría encontrando con el correr de los días.
De pronto se rompió el silencio con un comentario inoportuno de mi hijo- Bueno, que lastima que no nos conocimos antes, hay mucho lugar para jugar acá. Se soltó la risa como si nunca hubiéramos estado llorando.
mi sobrina, respondió- es verdad vamos a cambiarnos para jugar.
Yo- cambiarse? si no están desnudos, vayan a jugar!

Recorría la casa impaciente, buscando una nota, una carta, de mi hermano. Seguramente había estado fuertemente dolorido, por el cáncer de estomago que tuvo que sortear, pero algo en algún lugar seguro hay escrito, pero donde?
La casa era amplia luminosa, como si cada cosa tuviera su lugar para siempre. Olía bien, una mezcla de olor a fresas con madera seca.
No encontré fotos de mi cuñada Melina ni de mi hermano Claudio, me pareció raro, pero seguramente habría un porque. Cuando le pregunte a Susana la niñera me respondió, el señor no le gustaban las fotos de muertos señora. Como no haberme dado cuenta, si esas eran cosas de mamá.

Pase el día sin encontrar nada. Cuando los chicos entraron corriendo se quejaron de hambre. Luego de comer resolví. Chicos si bien hay dormitorios grandes, hasta que nos acomodemos y nos conozcamos mejor, vamos a dormir todos juntos en el más comodo arriba.
Me estrecho un abrazo tan fuerte me sobrina Clarita que casi no pude respirar,era la mirada más tierna que vi en mi vida, con sus manitos me agarro la cara y me dijo; gracias tía, papá tenía razón!
La mire fijo, tenia los ojos como dos almendras color miel, los pelos lacios como la seda, los labios chiquitos y bien rojos, era igual a Melina. Y caí en la cuenta, que lastima no haberla querido! 
Sera hasta luego, saludos cordiales Noelia.


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