Lo mire con rencor.

Porque siempre el fondo de mi cartera se volvía difuso, cuando más apurada estaba  se ampliaba, como océano interminable.
Pude sacar las llaves después de tirar la billetera los tampones y un par de media, si un par de media, detesto tener frió innecesariamente. Entre en el departamento, tenia que cocinar rápido, no tardaría mucho en llegar mi marido. Martín siempre quería comer temprano, contar lo justo, lo necesario, bañarse y acostarse, si estaba de muy buen humor se podría intuir a lo lejos que podríamos dormir sin fatiga.
La mesa servida, dos platos, dos copas, un vino suave que venia tomando desde el comienzo. Patas de pollo al horno con papas nada especial.
Me beso se sentó frente a mí y me pregunto que tal tu día?
Lo mire fijo, tenia ojeras, canas y un poco mas de mal humor que cuando lo había conocido. No se porque pero en ese preciso instante me di cuenta que él, no tenia ni un suspiro de esperanza. Y lo que es peor él me miraba a mi del mismo modo.
Claudia, me escuchaste?
Si. Solo  pensaba que te podes ir un poquito a la mierda Martín, que carajo hacemos haciéndonos pelota sin necesidad, por el amor que nos tuvimos, por la dignidad de los dos andate!
Martín se levanto y se fue, sin decir nada sin llevar siquiera su abrigo,. Era más que evidente, lo estaba esperando desde hacia mucho tiempo. Incluso me pareció que le vi una mueca de sonrisa como hacia tiempo que no le veía.
Me sentí aliviada. Mañana sera otro día. Y los platos no los lavo un carajo.
  Continuamos mañana. Saludos Noelia.

Comentarios

Entradas populares de este blog

final de la noticia inesperada

Carmina y Esmeralda caperuzas rojas II